Entre el valle del Ebro y las montañas del prepirineo aragonés, la Hoya de Huesca es un pequeño parque de aventuras para familias: aquí los niños juegan a caballeros en castillos como el de Loarre, hacen sus primeras rutas de senderismo por la sierra y se sorprenden con planetarios, ermitas y pueblos llenos de historia.
Castillos para jugar a caballeros y princesas
Alzado sobre un peñasco, a más de mil metros de altitud, el castillo de Loarre parece sacado directamente de una superproducción medieval… y, de hecho, lo ha sido. Considerado uno de los castillos románicos mejor conservados del mundo, su muralla, la torre del homenaje y la iglesia de San Pedro ofrecen un escenario perfecto para que los niños jueguen a caballeros y princesas mientras los adultos disfrutan de la historia y las vistas sobre la Hoya de Huesca. Las visitas guiadas ayudan a descubrir detalles curiosos —como los famosos “tres monos sabios” tallados en la entrada— y hacen la experiencia muy amena también para peques curiosos.
Muy cerca de la ciudad de Huesca, el castillo-abadía de Montearagón se alza sobre un cerro desnudo que domina toda la comarca: desde aquí se contemplan la Hoya, la sierra de Guara, el Salto de Roldán e incluso los Pirineos al fondo. Construido en el siglo XI por Sancho Ramírez y habitado durante casi 900 años, combina su pasado defensivo con el de poderosa abadía medieval, algo que fascina a niños y mayores cuando imaginan monjes y soldados compartiendo murallas. Organiza visitas guiadas y recreaciones históricas a lo largo del año, un plan redondo para familias que quieran unir paseo corto, vistas espectaculares y un buen puñado de historias de reyes y batallas.
Las aventuras de Diana y Jonás: siete juegos de ruta por la Hoya
Para las familias que viajan con móvil o tablet siempre a mano, la Hoya de Huesca tiene dos guías de lujo: Diana y Jonás, dos hermanos que acompañan a los peques en una app gratuita con siete rutas gamificadas por el prepirineo. Cada itinerario mezcla paseo, pruebas y pequeñas historias para que descubran el territorio jugando: hay rellena-palabras, juegos de memoria, quizzes, leyendas, realidad aumentada y hasta una opción para hacerse fotos con los personajes, como si viajaran con ellos.
Las rutas se llaman El reino de los gigantes, La conquista de los guerreros, El guardián de las peñas, La pared cuentacuentos, El viaje de los inmortales, La llave de la victoria y El grito del agua, y están pensadas para niños de unos 7 a 11 años, aunque al final termina jugando toda la familia. Los adultos pueden seguir al mismo tiempo el apartado de “Recorridos”, con mapas, recomendaciones y advertencias prácticas.
Esta propuesta de turismo familiar fue pionera en España y logró en 2017 el primer premio de The AppTourism Awards, de SEGITTUR y FITUR, en la categoría de mejor guía de destino nacional, gracias precisamente a esa mezcla de tecnología, juego y descubrimiento del patrimonio. Una forma muy sencilla de convertir una excursión en una auténtica aventura narrativa para los peques.
Buscando tesoros en familia: “Prepirineo clandestino”
Si en tu familia hay amantes de los mapas, los juegos de pistas y las apps, el Prepirineo Clandestino es un planazo: una red de rutas de geocaching que recorre la Hoya de Huesca y comarcas vecinas, pensada para niños a partir de 10 años, adolescentes y jóvenes. La mecánica es sencilla: se descarga la app de Geocaching, se siguen unas coordenadas y, con ayuda del GPS y de varias pistas, se buscan pequeños “tesoros” escondidos en miradores, ermitas, trincheras o puentes históricos.
En la Hoya encontraréis varias rutas temáticas, como:
- Gigantes de Piedra: un itinerario entre formaciones rocosas imponentes y paisajes de vértigo, aderezado con leyendas de seres fantásticos y hasta “gigantas”.
- Secretos de Guara: tesoros escondidos entre ermitas, antiguos lugares de peregrinación y rincones de la sierra de Guara donde la naturaleza y la historia van de la mano.
- Tierra de Reconquista: una ruta que recorre castillos, pueblos y paisajes vinculados a la expansión de los reinos cristianos en la Edad Media.
- Huellas de la Guerra: un viaje muy recomendable con adolescentes por trincheras, refugios y posiciones del frente de Huesca, donde se explica, entre otros episodios, el paso de George Orwell por la zona.
- El tesoro perdido de Al-Muqtadir: la gran ruta del proyecto, que cruza el prepirineo siguiendo la pista de 50.000 monedas de oro “desaparecidas” en época medieval y pasando por enclaves como Loarre, Bolea o Huesca.
Más que caminar, aquí se juega a investigar: cada parada tiene su historia, sus retos y su tesoro escondido, así que incluso los adolescentes más reacios a “salir al monte” acaban compitiendo por ver quién encuentra antes el siguiente caché.
Huesca con niños: juegos, parques y un viaje a la escuela del pasado
La ciudad de Huesca también se presta a ser explorada en familia. Una forma muy divertida de hacerlo es con la app “En busca del danzante perdido”, una aventura interactiva en la que los niños recorren el casco urbano resolviendo enigmas y descubriendo curiosidades sobre la ciudad. Lo que podría ser “un paseo más” se convierte en una misión con pistas, retos y final sorpresa, perfecta para mantenerles motivados mientras conocen la historia y el patrimonio oscense.
Después del juego, nada como hacer una parada en el Parque Miguel Servet, un gran pulmón verde en pleno centro. Sus caminos sombreados, las zonas ajardinadas y los columpios invitan a correr, merendar en el césped y descansar un rato. Aquí se esconde también la famosa Casita de Blancanieves, una pequeña construcción de cuento inspirada en la película de Walt Disney que suele convertirse en uno de los rincones favoritos de los más pequeños.
Muy cerca se encuentra el Museo Pedagógico de Aragón, ideal para completar la visita con un plan de interior. Este museo interactivo propone un viaje a la escuela de hace más de un siglo: pizarras de piedra, pupitres de madera con tinteros, libros de texto antiguos, uniformes y materiales que muestran cómo aprendían los niños de entonces. Los peques comparan su día a día con el de otras generaciones y descubren, casi sin darse cuenta, cómo ha cambiado la educación.
Más planes en familia: historias, dinosaurios y estrellas
Además de castillos, apps de aventura y rutas de senderismo, la Hoya de Huesca guarda otros recursos perfectos para completar una escapada en familia:
App “Ecos en el paisaje”
Una propuesta de rutas literarias geolocalizadas para escuchar historias mientras camináis. A través de la app gratuita Ecos en el paisaje, diferentes personajes cuentan sus vivencias ligadas a pueblos, senderos y paisajes de la Hoya, convirtiendo el recorrido en un audiolibro en movimiento. Ideal para familias con peques que disfrutan que les cuenten cuentos… incluso mientras caminan.
La Ruta del Silencio
Un itinerario para descubrir santuarios rupestres excavados en la roca, ermitas espectaculares y paisajes que invitan a bajar el ritmo. La llamada Ruta del Silencio recorre distintos enclaves combinando pequeños paseos, naturaleza y una atmósfera muy especial que suele impresionar también a los adolescentes.
DinoLab, Laboratorio Paleontológico de Loarre
A un paso del castillo, el DinoLab permite ver de cerca auténticos huevos fósiles de dinosaurio hallados en la zona y conocer cómo trabajan los paleontólogos. Es un pequeño centro de visita manejable con niños, donde se aprende cómo era este paisaje en el Cretácico y por qué cientos de dinosaurios anidaban aquí hace millones de años.
Planetario de Aragón
A pocos minutos de Huesca, el Planetario de Aragón ofrece proyecciones inmersivas bajo una gran cúpula, observaciones con telescopio y actividades pensadas para público infantil y familiar. Es el lugar perfecto para terminar el día “tocando las estrellas”, aprender a reconocer constelaciones y alimentar la curiosidad científica de los peques… y de los mayores.
La Hoya de Huesca es ese destino perfecto para una escapada en familia donde nadie se aburre: castillos que invitan a jugar, rutas y apps que convierten el paisaje en una aventura, geocaching para los más intrépidos, una ciudad amable pensada para pasear con niños, dinosaurios a un paso de la muralla y un planetario para terminar el día mirando a las estrellas.
Un territorio cercano, cómodo y muy variado en el que cada miembro de la familia encontrará su propia historia que contar a la vuelta.