En Soria, las familias con hijos vamos a sentirnos como en casa gracias al carácter hospitalario de los sorianos. Además de eso, viviremos multitud de aventuras gracias a las distintas actividades que podemos practicar este verano, y además, con una temperatura agradable, con calor pero sin excesos.
Quienes viajamos a destinos como Soria buscamos vacaciones alejadas de aglomeraciones y prisas, sin tener que soportar las masificaciones de otras propuestas. Aquí, además, descubriremos rincones llenos de magia y nuevas formas de disfrutar de la naturaleza todos juntos.
Y es que la naturaleza es la gran protagonista en Soria. Nos deslumbrarán sus bosques perennes de acebos, sabinas y pinos que se alzan verdes y orgullosos desde el Sistema Ibérico hasta el Sistema Central.
Una naturaleza increíble
Al norte de Soria nos encontramos con los Picos de Urbión y al oeste, San Leonardo ambos con sitios increíbles por descubrir. Un buen ejemplo es San Leonardo de Yagüe y su Bosque Mágico. Nuestros hijos se lo pasarán en grande buscando a los gnomos que se esconden entre los árboles y descubriendo las más de 40 casitas de elfos y hadas que hay entre los pinos.
Si ya son mayores y buscamos emociones fuertes, podemos atrevernos con la vía ferrata “Cuerda la Graja”, una ruta vertical y horizontal con clavos, grapas, pasamanos, puentes colgantes, tirolinas y cadenas, ¡una aventura!
En Vinuesa podemos disfrutar en “VinuesAventura” con cinco circuitos de tirolinas, puentes y escalada adaptados según su dificultad para que todos podamos pasarlo en grande, ¡también los papás y mamás!
Resistencia numantina
En Garray, a 9 km de Soria, encontraremos una geografía fácil para recorrer en familia y para entender la resistencia de los numantinos ante la presencia de los romanos hace más de dos mil años. Para completar la historia, podemos visitar el Aula Arqueológica del Cerco de Numancia.
Para seguir descubriendo esta zona podemos ir al Chorrón en el Royo, una piscina natural con su cascada que se encuentra dentro del bosque y que nos permitirá darnos un chapuzón rodeados de naturaleza. Además, si visitamos El Valle en otoño, podremos escuchar la berrea de los ciervos.
Tras las huellas de los dinosaurios
En la zona de Tierras Altas de Soria predominan pastos, pinares, jabalíes… Pero, por encima de todo, dinosaurios. En esta zona vamos a topar con varios yacimientos con restos de estos enormes animales que poblaron el lugar mucho tiempo atrás. Una de las cosas que más alucinan a los niños son los dinosaurios a tamaño real que hay en las Tierras Altas. Además, camino de Matalebreras, encontraremos auténticas huellas de dinosaurio para jugar a ser paleontólogos. Al haber muchas dehesas de acebo, el invierno es una de las mejores épocas para visitar esta región. De hecho, en torno al acebo tiene lugar el mercado de Oncala cerca de las fechas de Navidad. Se organizan excursiones a los acebales, se prueba la gastronomía de la zona y se reviven oficios y tradiciones, en especial lo relacionado con los pastores y la trashumancia.
Bosques mágicos en el Moncayo
La naturaleza agreste, oscura y salvaje nos abrazará al llegar aquí para contarnos historias al oído como las escribió Bécquer inspirándose en este lugar. Varias rutas de senderismo nos llevarán a sitios como el pozo Román de Noviercas, la cascada del Val en Ágreda o el observatorio de Borobia a los pies del Moncayo, desde donde observar las estrellas. Y una vez en el Moncayo, podemos pasear por los mágicos bosques que hay en su falda o subir a la cima y contemplar sus dominios desde allí.
Viajamos en el tiempo en Medinaceli
En Medinaceli vamos a encontrar el único arco romano de triple arcada de la Península Ibérica. Además, cuando paseemos por sus calles estrechas y empedradas tendremos la sensación de que hemos viajado a la Edad Media. Y en Ambrona, a 10 kilómetros de allí, volveremos a viajar en el tiempo visitando el Museo del Paleolítico y jugando a ser arqueólogos en un yacimiento de verdad.
Entre Chaorna e Iruecha encontramos rutas de senderismo como el Camino del Cid, que cuenta con dos tramos, uno que procede de Burgos y recorre un trayecto de la mitad occidental y meridional de la provincia, y otro que proviene de Guadalajara. También hay lugares impresionantes para visitar como el monasterio cisterciense de Santa María de la Huerta o la Chorronera de Velilla de Medinaceli, una caída de agua de 20 metros sobre el río Blanco.
Caballeros medievales en Berlanga
Empezamos por el castillo de Berlanga de Duero donde los niños podrán jugar a ser caballeros medievales y después iremos al Centro de Interpretación de San Baudelio, junto a la preciosa ermita mozárabe del mismo nombre. Es una zona perfecta para los amantes del románico ya que lo vamos a encontrar a menudo, junto a castillos y pueblos medievales fortificados como Rello.
Castillos en Ribera del Duero
De nuevo encontramos castillos como el de Gormaz, con más de 1200 metros de perímetro. Pero también hay edificios como la iglesia románica de San Miguel, la más antigua de su estilo, y la iglesia de Nuestra Señora del Rivero. Y para culminar, podemos pasear por el Parque Temático del Románico con maquetas de las principales construcciones románicas de Castilla y León. Seguiremos alimentando la curiosidad de los niños en el yacimiento de Tiermes y su acueducto romano, así como en el interior del Torreón de Langa de Duero.
Sabor medieval en Tierra del Burgo
Es imperativo visitar Burgo de Osma y su sabor totalmente medieval: la muralla, las calles con soportales, la catedral… Y de ahí podemos ir al Cañón del Río Lobos y visitar sus cuevas. Sin movernos de allí contemplaremos el vuelo de los buitres leonados así como numerosas especies animales y vegetales que conoceremos visitando la Casa del Parque del Cañón del Río Lobos.
Otro rincón natural es el sabinar de Calatañazor, el bosque más denso y longevo de la Península. Tras recorrer el bosque pasaremos a conocer la villa medieval de Calatañazor, encaramado en las alturas.
Murallas fortificadas en Almazán
Almazán, ciudad fortificada, nos recibe con sus murallas, su plaza mayor y su iglesia de San Miguel, oxigenada por el parque de la Arboleda junto al río Duero. De ahí, viajamos a la antigua Roma en la Villa Romana de la Dehesa, donde se organizan talleres didácticos y divertidos para toda la familia.
Soria: la capital
Por supuesto, debemos visitar la capital, disfrutar de su románico, pasear por el casco antiguo, degustar la gastronomía… Y paseando por el río Duero llegaremos hasta San Juan de Duero y la ermita de San Saturio, dos lugares donde respirar la espiritualidad más profunda de la zona. En el Sotoplaya encontramos un paraje en el que caminar sobre pasarelas que cruzan el río y subir por la senda hasta llegar al castillo y, desde ahí, bajaremos de nuevo a la ciudad.
Como ves, Soria pone a nuestra disposición sus parajes naturales y su historia y cultura para que las familias con hijos disfrutemos del aire libre en cada momento.