Gran Canaria es una obra de arte de la naturaleza nacida de volcanes, origen de su enorme riqueza geológica y pilar de un sorprendente patrimonio paisajístico, natural, arqueológico y etnográfico.
Un paraíso cercano, a muy pocas horas de avión de las principales ciudades españolas y continentales, conocida por sus espectaculares playas, en el que hay mucho más por vivir y muchos más tesoros por descubrir, especialmente para los niños. Así es Gran Canaria y así podréis disfrutarla en familia.
Oferta de actividades sin límites
En Gran Canaria el turismo activo y de aventuras se dan la mano con múltiples opciones, ya sea por tu cuenta o escogiendo entre empresas especializadas que te ayudarán a organizar cuanto imagines en escenarios naturales casi intactos. Rutas de senderismo, a caballo, en bici, trekking por ‘Caminos Reales’, barranquismo, cicloturismo, escalada o rappel son algunas de las propuestas. Puedes completarlas hasta el infinito, con visitas guiadas por la naturaleza o en espacios arqueológicos, experiencias gastronómicas con productos locales, excursiones campestres o lanzarte a explorar en familia los secretos de esta tierra, que es también el lugar ideal para que cada uno practique su deporte favorito con paisajes increíbles como telón de fondo.
En la isla las familias encontrarán en su interior más desconocido la conexión con la naturaleza que están buscando, en su cara más verde y húmeda, salpicada de montañas, profundos barrancos, bosques de pinos legendarios y rodeada de aguas cristalinas en medio del océano Atlántico. Gran Canaria invita a vivirla y explorarla los 365 días del año por su suave y constante clima primaveral, con una temperatura media anual de 24ºC, un estimulante motivo para organizar un plan distinto cada día con actividades al aire libre en cualquier estación.
Ecosistemas únicos en el mundo
De costa a cumbre, la isla es una joya de la biodiversidad en la que empaparse de los valores que se entremezclan entre un paisaje de fuertes contrastes y la historia de sus pobladores. Descubre junto a tu familia un paisaje amable, distinto, una naturaleza diversa que impresiona los sentidos. Sumérgete con los tuyos en los distintos microclimas que conviven en una isla de 1560 km2 de superficie y 47 km de diámetro, conocida también como “la isla redonda” por su forma, y redonda también por lo completa que es para disfrutar de unas vacaciones completamente diferentes.
Un continente a pequeña escala que tiene catalogadas como Reserva de la Biosfera de 65.000 hectáreas y está incluido en el selecto listado de Patrimonio Mundial por el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Ambos reconocimientos de la Unesco resaltan la esencia y la singularidad de la isla, con raíces entrelazadas en el territorio que comparten una herencia inspiradora para un futuro cada vez más sostenible.
Una forma de adentrarse en estas zonas sobrecogedoras es acercarse al Parque Natural de Tamadaba, un bosque de pino canario integrado en este espacio protegido internacionalmente y que es uno de los territorios menos alterados por la mano humana de la isla. Este macizo rocoso de mil cuatrocientos cuarenta y cuatro metros de altitud, con acantilados de más de mil metros sobre el mar, se encuentra entre el Valle de Agaete al norte y el barranco de El Risco al sur.
Este espacio casi mágico se puede conocer realizando algunas de las rutas existentes, varias muy fáciles de realizar, como la del Camino de San Pedro, de apenas tres kilómetros de longitud y de carácter circular, especialmente indicada para hacer en familia, sobre todo si se va con niños pequeños, con un tiempo estimado de duración es de una hora y media. Cerca de esta zona hay un área recreativa que cuenta con todos los servicios necesarios donde poder parar y disfrutar de una comida campestre en la que no deben faltar los excelentes productos gastronómicos locales.
Y para descubrir los misterios del Patrimonio Mundial grancanario hay que llegar a la cumbre de la isla y conocer la relación que mantenían las personas que vivían en cuevas con el firmamento, motivo principal de esta proclamación del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Los primeros pobladores conversaban cada noche con las estrellas desde las cavidades que realizaron en la piedra volcánica, y la huella de esta conexión aún siguen ahí, para que nosotros podamos contemplarla.
En Risco Caído es posible ver el legado de la antigua sociedad canaria a través de manifestaciones culturales que siguen todavía vivas, perceptibles en la agricultura o la alfarería propia de la zona, expresiones de una cultura aborigen visible en este Paisaje Cultural que se asienta sobre el centro montañoso de Gran Canaria.
Es fácil acercarse a la esencia de la cultura tradicional de Gran Canaria deteniéndose a observar la colosal cuenca de Tejeda, subiendo al Roque Nublo —uno de los monolitos más grandes del mundo, que se eleva 80 metros sobre su base y está a 1.813 metros sobre el nivel del mar—, en una ruta por la Sierra del Bentayga o descendiendo por el cauce de Barranco Hondo. En este barranco se guarda el mayor tesoro de esta imponente muestra de la sociedad indígena, en el llamado ‘templo perdido’, el espacio ritual y marcador astronómico de Risco Caído. Se sabe que fue un lugar de culto excavado en esta gran brecha de la tierra donde una pequeña abertura en su bóveda permite la entrada de la luz del sol y la luna. En el solsticio de verano, el haz recorre las paredes e ilumina los grabados rupestres asociados a la fertilidad. En solsticio de invierno, cuando hay luna llena, ocurre lo mismo.
El Centro de Interpretación de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, situado en el municipio de Artenara, contiene una réplica fiel del lugar y del fenómeno para quienes deseen dejarse sorprender por la maravilla a escala mundial de este yacimiento arqueológico y el extraordinario valor cultural de su entorno.
Senderos para seguir un rastro milenario
Múltiples senderos permiten conocer los valeres que encierra el Paisaje Cultural, accesibles para un amplio público, como los recorridos entre Tejeda y Artenara, las circulares de Tamadaba y de Cruz de Acusa-Las Hoyas-Lugarejos-Coruña y la Encrucijada del Roque Nublo.
Gran Canaria es familiar
Se suma al carácter acogedor de su gente una oferta de alojamientos que permite sentir el espectáculo de su naturaleza desde dentro. Múltiples opciones para hospedarse repartidas por pequeños pueblos con encanto, hoteles y casas rurales que fusionan tradición y confort, o incluso dormir en casas cueva convertidas hoy en lugares cautivadores para los amantes de la tranquilidad y el descanso, situadas en núcleos rurales donde parece que el tiempo se ha detenido en los que olvidarse del ajetreo diario.
Un balcón a las estrellas
Hoy es posible seguir mirando a las estrellas como lo hacían los antiguos pobladores de Gran Canaria. La isla ostenta el sello que concede Naciones Unidas como Destino Turístico Starlight por poseer uno de los cielos nocturnos más nítidos de Europa, ideal para la práctica del astroturismo. Una actividad especialmente recomendada para despertar la curiosidad de los más pequeños de la casa, que se puede realizar al caer la noche desde cualquiera de los miradores astronómicos estratégicamente situados por toda la isla, auténticas ventanas abiertas al firmamento, o añadirle un plus a este viaje por el cosmos con las espectaculares experiencias bajo las estrellas que ofrecen expertos astrónomos que organizan multitud de actividades para la contemplación de la cúpula celeste.