Las familias con hijos buscamos para nuestras vacaciones destinos acogedores y de proximidad. Queremos rincones que nos aseguren el descanso y que nos proporcionen largos días de luz y desconexión, el disfrute de la naturaleza, del patrimonio desconocido, de espacios abiertos, del sabor de la tierra… y todo eso lo encontramos en el turismo rural.
Fotografías: Turismo Castilla-La Mancha/David Blázquez
Castilla-La Mancha ofrece todos los valores y encantos que queremos, a los que hay que añadir la cercanía, la hospitalidad de sus gentes y una riqueza natural, histórica y cultural de primera categoría. Muchos rincones de la geografía castellanomanchega son un destino privilegiado para los amantes de las escapadas rurales desde hace décadas.
La región nos ofrece una nueva forma de ver las cosas que, en ocasiones, supone una vuelta al pasado, a los orígenes. Son rincones para paseos relajados, visitas con calma, comidas reposadas, estancias serenas, charlas amenas bajo las estrellas… Es imposible que no sucumbamos a las tentaciones ancladas al terruño que el turismo rural ofrece en Castilla La Mancha. Desde las comarcas del sur de Albacete y el Valle de Alcudia en Ciudad Real, hasta las sierras del norte de Guadalajara, pasando por las planicies manchegas de Toledo y Albacete, o la Serranía de Cuenca nos encontraremos con la sencillez y tranquilidad de un rincón con encanto paisajístico, la riqueza de pequeños pueblos con una historia milenaria, la armonía de un entorno de espectacular belleza natural, la inquietud por conocer las esencias culinarias sencillas y humildes pero de asombrosos sabores, el descanso placentero… ¿No os apetece estar ya allí?
Pero además de todos estos pequeños placeres, Castilla La Mancha nos ofrece también una gran diversidad de actividades para divertirnos en familia que van desde el turismo ecológico hasta el enológico, sin dejar a un lado el turismo de aventura, el gastronómico o el cultural. ¡Podemos planificar unas vacaciones a la carta con todo lo que más nos guste!
Naturaleza y tradición
Los entornos de los parques nacionales de Cabañeros y las Tablas de Daimiel presentan características únicas. El primero es el mejor ecosistema de bosque mediterráneo conservado en España; el segundo es el máximo exponente de la Mancha Húmeda, un lugar privilegiado considerado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Tampoco nos van a dejar indiferentes las Lagunas de Ruidera y sus pueblos aledaños: un espectáculo de aguas turquesas, con cascadas y chorreras, inmortalizadas por Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, y que encierra rincones mágicos como la famosa Cueva de Montesinos en Ossa de Montiel. Muy cerca se extiende el volcánico Campo de Calatrava, con afloramientos de manantiales termales y hervideros y pueblos con un sabor muy rural y destacada riqueza patrimonial como Almagro o Calzada de Calatrava.
Hacia el sur nos encontraremos con el Valle de Alcudia, tradicional zona de invernada para los rebaños de ovejas trashumantes. Las encinas salpican un paisaje de gran belleza y con importantes vestigios del pasado, como la antigua ciudad romana de Sisapo en las cercanías de La Bienvenida. Y no muy lejos aparece la silueta de Sierra Madrona, con famosos balnearios, gran riqueza cinegética y lugar destacado para la observación de estrellas calificado como Destino Starlight.
Belleza natural en cada rincón
Otro destino muy apreciado por su belleza natural son las Hoces del Cabriel, en la provincia de Cuenca aunque también encontramos cañones y hoces del mismo estilo en otros puntos de La Manchuela, comarca repartida entre las provincias de Albacete y Cuenca, con enclaves como Alcalá del Júcar o Jorquera como perfectos “centros de operaciones” desde los que organizar nuestros días de vacaciones.
Desde las tierras de Hellín y Tobarra pasamos a las sierras de Alcaraz y Segura, con entrañables rincones como Ayna –la «Suiza Manchega»–, Alcaraz, Nerpio, Bogarra, Liétor o Elche de la Sierra. Hacia el oeste, cerca de Riópar, el nacimiento del río Mundo es lugar de visita obligada. Seguro que habéis oído hablar de este lugar en más de una ocasión y os podemos asegurar que hay motivos de sobra para acercarse hasta allí.
Descubriendo Cuenca
Cuenca y su Serranía son un privilegiado escaparate de naturaleza en estado puro con espectaculares rincones y coquetos pueblecitos de vida tranquila y apacible en contacto con la tierra como Villalba de la Sierra, Vega del Codorno, Villar del Huno, Poyales, Cañamares, Cañete o Villar del Humo. La visita a sus parajes singulares debe incluir: el nacimiento del río Cuervo, el Ventano del Diablo, la Ciudad Encantada, las hoces de Beteta y Solán de Cabras, los Callejones de las Majadas, el Parque Cinegético de El Hosquillo, las lagunas de Uña, el Tobar y del Marquesado, el nacimiento del río Júcar o la hoz de Tragavivos. Por la oscuridad y limpieza de sus cielos, la Serranía de Cuenca es otro de los entornos especialmente indicados para la observación astronómica declarado como Destino Starlight en Castilla-La Mancha.
Pueblos llenos de encanto
Al norte de la región, en Guadalajara, sorprenden las parameras en las que se levanta Molina de Aragón y su rico patrimonio. No muy lejos se encuentran la entrada al Parque Natural del Alto Tajo, un paraje de agrestes sierras y amplios pinares con el agua como hilo conductor en el que se levantan pequeños pueblos con encanto como Peralejos de las Truchas, Poveda de la Sierra, Villar de Cobeta, Taravilla, Peñalén o Zaorejas.
Las cotas más altas de Castilla-La Mancha se localizan en la Sierra de Ayllón (Guadalajara). Por sus laderas encontraremos los famosos pueblos de la arquitectura negra, bucólicos, cuidados y silenciosos escenarios de un mundo rural al abrigo de la naturaleza. Tamajón, Campillo de Ranas, Majaelrayo, Campillejo, El Espinar, Roblelacasa, Robleluengo, Almiruete, Valverde de los Arroyos o Umbralejo son algunos de los pequeños pueblos y aldeas que muestran esta peculiar arquitectura popular que configura un paisaje único de enorme valor etnográfico. No muy lejos conviene pasear por el Hayedo de Tejera Negra, una auténtica reliquia botánica y el hayedo más meridional de Europa. Es recomendable visitarlo con la llegada del otoño ya que la coloración de sus árboles le confiere un encanto mágico.
Fauna y flora para disfrutar
Los Montes de Toledo y la comarca de La Jara ofrecen una naturaleza cuajada de jaras, encinares, robledales y todo el encanto del bosque mediterráneo con pequeños pueblos con un encanto particular alejados de ajetreos como Los Navalucillos, San Pablo de los Montes, Hontanar, Orgaz, Los Yébenes, Las Ventas con Peña Aguilera o Robledo del Mazo.
Son tierras en las que podremos divisar ciervos, corzos, jabalíes, rapaces y buitres así que hay que recorrerlos con calma para empaparnos de su arraigada identidad rural. Todavía en la provincia de Toledo, lindando con Gredos, se levanta la Sierra de San Vicente, donde pinos, robles y castaños se adentran en tierras de pequeños núcleos urbanos que no nos van a defraudar como El Real de San Vicente, La Iglesuela, Castillo de Bayuela o San Román de los Montes.
Tesoros escondidos
Como postre a este viaje rural, cercano y alejado de masificaciones hay en la región rincones dispersos, aislados, donde toparemos con esa magia especial que tiene lo desconocido. Algunos que nunca defraudan y que encierran una delicada riqueza patrimonial son la iglesia de San Juan Bautista en Alarcón (Cuenca) con sus espectaculares pinturas murales que le han valido el reconocimiento de la UNESCO; la iglesia de Santa María de Melque en San Martín de Montalbán (Toledo), un auténtico tesoro de origen visigodo; la ermita de Santa Coloma en Albendiego (Guadalajara), con su sobrio estilo románico; la ermita de Nuestra Señora de Belén en Líetor (Albacete) y sus exquisitas pinturas del siglo XVIII; o el monumental Monasterio de Uclés (Cuenca).
Decía Henry Miller que “nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Y nosotros queremos añadir que hay lugares que nos hacen ver las cosas de otra manera, algo que hoy se nos antoja más necesario que nunca.
Castilla La Mancha nos ofrece la oportunidad de viajar a la esencia de la tradición y del turismo rural más auténtico.
Historia y patrimonio
Las altas tierras de Sigüenza también nos ofrecen un bello entorno rural en el que sierras y parameras se ven surcadas de cañones como el del Barranco del Río Dulce. Pequeñas ermitas románicas, castillos en los altos cerros, aldeas y localidades con encanto austero e intenso nos recibirán en esta zona en la que recomendamos hacer alguna parada para disfrutar de la riqueza patrimonial de Sigüenza y pueblecitos como Carabias, Palazuelos, Atienza, Cantalojas, Albendiego, Campisábalos, Villacadima o Galve de Sorbe.
Páramos, extensas campiñas tapizadas por fértiles vegas, valles y cerros, y un asombroso conjunto de arquitectura popular salpicada de ciudades monumentales cargadas de historia nos ofrece la Alcarria, descrita profusamente por Camilo José Cela en su literario Viaje a la Alcarria. Jadraque, Hita, Torija, Brihuega, Trillo, Cívica, Sacedón o Pastrana muestran un pasado histórico con una asombrosa variedad de paisajes y entornos naturales que nos sorprenderán a cada paso.