Para quienes visitan Formentera desembarcar aquí es sinónimo de calma. Formentera significa cambiar de prioridades, dejar atrás el ajetreo de las ciudades, la velocidad del día a día y aceptar un ritmo diferente. La isla más meridional de las Baleares, con mayor superficie de costa en proporción a su territorio, tiene unas playas que emocionan y deliciosos rincones donde olvidarse de todo menos del mar, la luz y la sal. Esta sensación privilegiada de vivir sin prisas se multiplica si apostamos por conocer la isla a pie o en bicicleta.
Rutas verdes, una isla para recorrer en familia
Hay quien define Formentera como una isla pequeña que puede recorrerse en coche en un sol día. Quien ha paseado por sus senderos, se ha “dejado perder” por sus caminos y ha visto el paisaje pasar a ritmo de pedaleo, sabe que en realidad es una isla que nunca se acaba. Esta Formentera infinita está conectada a través de sus recién estrenadas 32 rutas verdes, caminos entrelazados que suman más de 100 kilómetros, la mayoría de ellos accesibles en bicicleta.
A través de estos recorridos podemos acceder a las excepcionales playas de la isla, como Illetes o Cavall d’en Borràs, singulares por sus aguas cristalinas que les confieren un aspecto de piscinas naturales. Otro paseo muy recomendable es el camino de Es Brolls, que bordea la gran laguna de agua salada conocida como Estany Pudent, un lugar único donde es habitual observar flamencos, garzas reales y ánades. Formentera también tiene un característico y desconocido paisaje rural: campos de cultivo de secano, la mayoría de ellos destinados al auto-consumo de las familias locales a las que pertenecen, las características higueras apuntaladas, rasgo exclusivo del paisaje formenterés, cuya función es crear pequeños espacios de sombra para el ganado, las tradicionales paredes de piedra seca… Por momentos, en el altiplano de La Mola o en Es Cap de Barbaria uno tiene la sensación de que el tiempo se ha detenido justo antes de la irrupción del turismo en la isla. Encontrás todas las rutas detallas el catálogo “Rutas verdes” disponible en www.formentera.es.
La Formentera de los piratas
En una isla tan pequeña en donde el mar tiene tanta presencia, las señales marítimas se convierten en elementos clave. Parece que la imagen de un paisaje casi desértico, una carretera vacía y estrecha, el faro lejano en el centro y el azul del mar al fondo, forma parte del imaginario cinematográfico colectivo. El faro protagonista de esta fotografía es el de Es Cap de Barbaria, situado en el extremo sudoeste de la isla y que señaliza el punto más meridional de las Baleares. Sin embargo, e primer faro que se construyó en Formentera fue el de La Mola, situado en el extremo más oriental de la isla, al borde del acantilado.
Exceptuando el altiplano de La Mola, protegido ya de por sí por sus acantilados, el resto de la isla cuenta con un sistema de torres de defensa repartidas a lo largo de la costa. Ubicadas en puntos estratégicos y visualmente comunicadas entre sí, servían de punto de vigilancia para dar la voz de alarma en caso de amenaza pirata llegada desde el mar. La Torre de sa Guardiola, en S’Espalmador, fue la primera que se construyó, en 1749. Posteriormente, se construyeron las otras cuatro: la de Punta Prima, la de la Gavina, la des Cap de Barbaria y la des Pi des Català. Esta última ha sido restaurada por el arquitecto local Marià Castelló y se puede visitar por dentro.
Actividades divertidas para niños y niñas
Formentera (reconocida por Unicef como Ciudad Amiga de la Infancia) es el destino de unas inolvidables vacaciones con niños. Una típica construcción isleña enclavada en la Reserva Natural de Las Salinas, una casita rural en el campo, o un alojamiento en uno de los diferentes núcleos urbanos, a no más de 20 minutos en coche del punto más alejado de la isla, permiten poder disfrutar de todo tipo de actividades en familia por tierra y por mar.
Por tierra, tranquilos paseos en bicicleta por las distintas rutas verdes, a pie por los innumerables caminos rurales, y visitas al amplio patrimonio cultural repartido por toda la isla. Por mar, una amplia oferta de actividades acuáticas, como el windsurf, paddle surf, kayac, submarinismo, o el simple relax en las idílicas playas de arena blanca y calitas de aguas transparentes, harán de la estancia una vivencia única.
En la isla existen diferentes empresas de turismo activo, que ofrecen actividades y cursos de aprendizaje para niños y niñas. Desde los 4 años los más pequeños pueden iniciarse en los deportes acuáticos, como el windsurf, la vela o el kayak. Las excursiones a caballo también son un buen plan. El clima suave durante todo el año, la orografía y el paisaje salvaje de Formentera hacen de la isla un lugar ideal para dar paseos a caballo. A partir de los siete años, niños y niñas pueden aprender a bucear, a partir de los diez pueden iniciarse en el submarinismo en las tres escuelas de la isla. Una última sugerencia: el Centro de Interpretación de Can Marroig ofrece actividades para conocer el Parque Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera. Encontrás toda la información detallada en el catálogo “Formentera en familia” descargable en la web oficial de turismo www.formentera.es.
Música en directo para todos
En junio empieza en las plazas de los pueblos de Formentera un ciclo de música en vivo. Los jueves se puede escuchar world music en directo en Es Pujols, los viernes rock en Sant Ferran y los sábados, jazz en la plaza de Sant Francesc. Aunque no es una actividad infantil, es un espacio frecuentado por familias que salen a dar un paseo a última hora del día. Otro punto de encuentro para escuchar música en directo son los Mercados Artesanales. En la plaza central del Mercado Artesano de la Mola (miércoles y domingos de 16 a 22 horas) se encuentra música en vivo, y también es habitual que el Mercado Artesano de Sant Ferran ofrezca música en directo, los jueves, viernes y sábados por las tardes-noches.