A través de las leyendas, mitos e historias fascinantes es posible acercarse a una provincia llena de atractivos, entre los que se encuentra la cultura, la naturaleza y la más selecta gastronomía en un ambiente cercano y familiar donde sentirse como en casa.
¿Os imagináis recorriendo la provincia de Badajoz en busca de historias de fantasmas espeluznantes, doncellas hechizadas, castillos derruidos, tesoros ocultos, luces extrañas y aguas mágicas? Esta tierra encierra misterios y leyendas que han dado lugar a una Guía de Rutas Mágicas para conocer sus localidades a través del misterio. El Patronato Provincial de Turismo y Tauromaquia de la Diputación de Badajoz ha editado esta publicación que recoge un total de 25 enclaves encantados para descubrir una tierra legendaria.
Historias que entroncan con el pasado, con las distintas culturas que se asentaron en este enclave y que han hecho de la provincia de Badajoz una tierra rica y diversa, atractiva para que las familias no solo hagan turismo sino que disfruten de una experiencia única. Por ejemplo, las ordenes religiosas que tanta importancia cobraron en la Reconquista no solo han dejado su huella en localidades como Fregenal de la Sierra o Jerez de los Caballeros, sino que nos han legado historias que hablan de milagros como el de Tentudía, en Calera de León.
Cuenta la leyenda, que una tarde del mes de septiembre de 1247 el ejército cristiano se encontró en las sierras de la Baja Extremadura con una patrulla sarracena a la que se enfrentó. La tarde comenzó a caer y les faltaba tiempo para la victoria, así que el maestre santiaguista Pelayo Pérez de Correa, conocido como Pelay Correa, al ver el sol ocultarse elevó los ojos al cielo e imploró a la Virgen “Santa María, detén tu día”.
La batalla de Tudía acabaría convirtiéndose en milagro y dando nombre a la sierra, al convento y a la Virgen ya que según se cuenta, el sol se mantuvo en el horizonte hasta que las tropas cristianas consumaron su victoria. Pelay Correa construyó allí una ermita, más tarde un convento y actualmente se ha convertido en el Monasterio de Tentudía, declarado Bien de Interés Cultural de carácter nacional. Se ubica al sur de la provincia de Badajoz, al igual que otras destacadas localidades que conviene visitar para acercarse a las órdenes militares que fueron clave en la Edad Media.
Burguillos del Cerro, por ejemplo, no solo cuenta con un impresionante castillo, sino también con un Centro de Interpretación de la Orden del Temple, que acerca al papel de la orden por estas tierras en cuanto a armamento, tácticas guerreras, manuscritos, mapas… Toda una aventura histórica para vivir en familia. Los templarios también amurallaron la cercana localidad de Fregenal de la Sierra y dejaron su impronta en Jerez de los Caballeros, donde se cuenta otra leyenda relacionada con esta orden religiosa. Al parecer, en el siglo XIV los caballeros templarios se enfrentaron a la corona encerrándose en el castillo. Tras una larga lucha, fueron asesinados. Desde entonces la torre del homenaje se conoce como la torre sangrienta. Además, en julio, la localidad acoge el Festival Templario, reconocido como Fiesta de Interés Turístico.
Y es que otra forma de conocer la historia, las tradiciones y la cultura es a través de las Fiestas de Interés Turístico, muchas de las cuales son recreaciones teatralizadas ideales para vivir en familia, como por ejemplo La Batalla de La Albuera, que se conmemora cada año en el mes de mayo y que recrea la histórica batalla que fue decisiva para la liberación de Badajoz por las tropas aliadas, uno de los hitos más importantes de la independencia de la ocupación francesa. También se celebra cada verano, en el mes de agosto, la representación de la obra de Calderón de la Barca ‘El Alcalde de Zalamea’, en Zalamea de la Serena, que el pasado año 2018 ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Los vecinos de este municipio se convierten en actores por un día para interpretar esta obra. Nunca acercarse a un texto del Siglo de Oro fue tan apasionante. El Patronato Provincial de Turismo y Tauromaquia de la Diputación de Badajoz promueve y promociona estas fiestas.
¡Desde la prehistoria!
Mucho antes, desde la Prehistoria, el hombre y la mujer se han asentado en la actual provincia de Badajoz. Su aparición se remonta al Paleolítico inferior y de esta época destaca sobre todo el megalitismo, que aún puede contemplarse en forma de dolmen, uno de los monumentos funerarios más importantes de la península ibérica. Las familias que disfruten siguiendo la estela de nuestros antepasados tienen en la provincia de Badajoz una parada ineludible. Pueden disfrutar de los dolmenes en Barcarrota, Valverde de Leganés, Cordobilla de Lácara, Alburquerque o EntrínBajo, pero entre ellos destaca el conjunto de nueve dolmenes de granito de San Vicente de Alcántara y también los del Toriñuelo, en Jerez de los Caballeros. Cerca de Mérida se encuentra el impresionante dolmen de Lácara, un sepulcro de grandes dimensiones en plena dehesa que merece la pena ser visitado. Y con respecto al arte rupestre, una parada indispensable se encuentra en Alburquerque, en el Risco de San Blas, al que se accede a través de una hermosa y pequeña ruta con vistas a la sierra de San Pedro, donde pueden contemplarse figuras de personas y animales de hace más de 4.500 años. También merece la pena la visita del Morro de la Venta en Cabeza del Buey y Peña del Águila, en Magacela.
En la Edad del Hierro la provincia de Badajoz adquiere una gran importancia en especial por la llegada de los Tartessos, reino situado en el valle inferior y medio del Guadalquivir. Esta cultura trajo tecnologías y rasgos socioculturales hasta la fecha desconocidos. Destaca el palacio-santuario de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena. Se cree que el edificio podía alcanzar los tres pisos de altura y servía como residencia de un posible monarca, lugar de culto y almacén. El Centro de Interpretación de Cancho Roano permite el acercamiento de toda la familia a esta cultura fascinante. Otro de los hallazgos más significativos a nivel nacional y que aún está en fase de excavación es el yacimiento tartésico de El Turuñuelo, en Guareña. Se trata del edificio más grande y mejor conservado de esta civilización. Se cree que tiene una edad aproximada de 2.500 años de antigüedad y es un enclave único en el Mediterráneo occidental, al ser el más grande encontrado de esta civilización.
La provincia de Badajoz cuenta con un importante yacimiento celta: el Castrejón de Capote, en Higuera la Real. Los restos arqueológicos que se pueden contemplar datan de los siglos V-I a.C. Destacan las construcciones de carácter defensivo, como la portada principal, formada por torres y bastiones que alcanzaron los nueve metros de altura. En el interior del poblado puede observarse la estructura de las viviendas y en el centro, el Santuario Prerromano, clave para entender la dimensión espiritual y religiosa de los celtas. Cuenta también con un Centro de Interpretación en el que poder conocer con mayor detalle este importante punto arqueológico.
Relajarse mirando las estrellas
Y después de recorrer toda la provincia conociendo su historia es el momento de relajarse. Imaginad un paisaje en plena dehesa. La tranquilidad de la naturaleza, el frescor del campo en primavera, el bello atardecer entre encinas y alcornoques y al caer el sol, alzar la mirada hacia las estrellas y contemplarlas como nunca antes las habíais visto. La bóveda celeste se abre con todo su esplendor ante vuestros ojos. Bienvenidos a la provincia de Badajoz.
Aquí es sencillo encontrar lugares que reúnan buenas condiciones para disfrutar del turismo astronómico. Además, la provincia de Badajoz cuenta con un territorio que ha recibido el certificado de destino turístico Starlight: el entorno del Gran Lago de Alqueva, en la comarca de Olivenza. Este certificado avala y protege la contaminación lumínica y está reconocido por la Unesco.
Abarca la zona que comprende los municipios transfronterizos del entorno de Alqueva como son Olivenza, Cheles, Alconchel, Táliga y Villanueva del Fresno, donde se puede disfrutar de la conjunción de cielo, tierra y agua. Además alojamientos y empresas turísticas ofrecen actividades y servicios relacionados con la observación de estrellas, como campamentos para niños, rutas guiadas, cursos, alquiler de telescopios…
El viajero que busque el encuentro con la naturaleza de forma activa, directa y responsable tiene una parada obligatoria en la provincia de Badajoz. Un buen punto de partida es el Parque Natural de Cornalvo, un espacio que invita a la tranquilidad, en el que se pueden hacer actividades relacionadas con la naturaleza y que además tiene un importante peso en la historia. Se encuentra a tan solo diez kilómetros de Mérida y su primer nombre fue Cornus Albus (cuerno blanco). Y es que fueron los romanos quienes lo bautizaron así. Construyeron una presa sobre el río Albarregas para abastecer de agua la ciudad de Emérita Augusta. Fue declarado Monumento Nacional en 1912 por su importancia y por su excelente estado de conservación. Recibe alrededor de 50.000 visitantes anuales y cuenta con un Centro de Interpretación que se compone de seis salas temáticas y hay monitores ambientales para guiar la experiencia de toda la familia.
La provincia de Badajoz cuenta además con dos Monumentos Naturales, la Mina La Jayona y las Cuevas de Fuentes de León. La Mina La Jayona es una antigua mina de hierro ubicada a 4,5 kilómetros al sur de Fuente del Arco. Fue declarada Monumento Natural en 1997. Las Cuevas de Fuentes de León también son Monumento Natural desde el año 2001. Se trata de un conjunto kárstico que es además un yacimiento Paleolítico, Neolítico, Calcolítico e incluso romano de primer orden.
También esta provincia es un paraíso para los amantes de las aves. Extremadura está considerada una de las regiones europeas con mayor importancia para la ornitología y por ello se encuentra entre los destinos más deseados por los birdwatchers. En la comunidad se han citado hasta 337 especies de aves que pueden observarse durante un año completo. Algunas de ellas se encuentran entre las más amenazadas de Europa como el águila imperial ibérica, la cigüeña negra, el buitre negro, el águila-azor perdicera, alimoche, cernícalo primilla, aguilucho cenizo o avutarda. Además cuenta con una solvente red de observatorios como Moheda Alta, en Navalvillar de Pela.
Una provincia acuática
La provincia de Badajoz alberga la mayor concentración de agua dulce del país, y su playa de Orellana es desde 2010 la primera de interior de España en obtener bandera azul, gracias a su accesibilidad, a la calidad de sus aguas y a la información medioambiental que ofrece a los visitantes. En 2018 ha adquirido la condición de bandera azul para el puerto deportivo, así como la calificación de sendero azul. Los embalses de Alqueva, La Serena, Alange, Cíjara, Zújar, Orellana o García de Sola son una buena opción para combatir el calor del verano y en ellos se pueden hacer numerosas actividades. Desde paseos en barco y actividades de vela ligera y catamarán, hasta descensos en kayak, canoa y piragua, sin olvidar el buceo, esquí acuático, windsurf, wakeboard y paddle surf.
Variada gastronomía
Ydespués de tanta actividad hay que reponer fuerzas y la despensa de la provincia de Badajoz ofrece para ello los mejores productos. Cuenta con cuatro Denominaciones de Origen Protegido como son el Aceite Monterrubio, el jamón Dehesa de Extremadura, el Queso de La Serena y los vinos Ribera del Guadiana; y dos Indicaciones Geográficas Protegidas, Ternera de Extremadura y Cordero de Extremadura.
El cerdo ibérico que se cría en las dehesas de la provincia de Badajoz no solo ofrece el mejor jamón sino toda una variedad de carnes y embutidos de calidad con la que elaborar deliciosos platos. Pero para los que prefieran las frutas y verduras también se encuentran en el sitio perfecto. Prácticamente la totalidad del cauce del río Guadiana a su paso por esta provincia, unos 160 kilómetros, está dedicado al regadío donde se cultivan frutas y verduras como el brócoli, pimientos, sandías y por supuesto el tomate. También hay alrededor de 25.000 hectáreas dedicadas al cultivo de arroz, produciendo unas 150.000 toneladas anuales, o lo que es lo mismo, el 20% de la producción anual.
Además los paseos en plena naturaleza pueden ser la excusa perfecta para encontrar los productos silvestres más deliciosos, como las setas, el gurumelo en Villanueva del Fresno, las castañas en Cabeza la Vaca, o los espárragos y tagarninas en Alconchel.
Y de postre nada mejor que probar la técula mécula de Olivenza, un dulce típico de esta localidad con una receta secreta, o deleitarse con el turrón de Castuera. Lo que está asegurado es que las familias que visiten la provincia de Badajoz se marcharán con un buen sabor de boca (y con ganas de volver).